Un investigador de seguridad llamado Mark Burnett, ha publicado recientemente una base de datos con unas 10 millones de cuentas de usuario con sus respectivas contraseñas con el objetivo de que otros investigadores puedan utilizarlas.
Estas contraseñas han sido liberadas sólo para investigadores, pero con la particularidad que impide conocer el nombre de usuario y contraseña que deben ir en conjunto.
Sin embargo estos datos son muy peligrosos en manos equivocadas, así que cuando lo han entrevistado ha dicho que su intención ha sido “ofrecer un conjunto de datos al mundo de la investigación en seguridad”, en un intento por obtener patrones más comunes de los usuarios y así dar soluciones más adecuadas en los temas de seguridad y contraseñas.
Las justificaciones del investigador han venido pronto por el hecho de poder enfrentarse a una demanda legal, si se descubre que en sus archivos los cibercriminales obtienen acceso ilegal a las cuentas de estos usuarios.
Vía: USAToday
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